Cuando Jesús reveló a sus discípulos la suerte de Jerusalén y los acontecimientos de la segunda venida, predijo también lo que habría de experimentar su pueblo desde el momento en que él fuera quitado de en medio de ellos, hasta el de su segunda venida en poder y gloria para libertarlos.
Desde el monte de los Olivos vio el Salvador las tempestades que iban a azotar a la iglesia apostólica y, penetrando aún mas en lo porvenir, su ojo vislumbro las fieras y desoladoras tormentas que se desatarían sobre sus discípulos en los tiempos de obscuridad y de persecución que habían de venir.
Desde el monte de los Olivos vio el Salvador las tempestades que iban a azotar a la iglesia apostólica y, penetrando aún mas en lo porvenir, su ojo vislumbro las fieras y desoladoras tormentas que se desatarían sobre sus discípulos en los tiempos de obscuridad y de persecución que habían de venir.
En unas cuantas declaraciones breves, de terrible significado, predijo la medida de aflicción que los gobernantes del mundo impondrían a la iglesia de Dios. (S. Mateo 24: 9, 21, 22.) Los discípulos de Cristo habrían de recorrer la misma senda de humillación, escarnio y sufrimientos que a él le tocaba pisar. La enemistad que contra el Redentor se despertara, iba a manifestarse contra todos los que creyesen en su nombre.
Jòven amigo, debes saber de que lado juegas...
prepara con todos, las armas que NO son de este mundo.
Jòven amigo, debes saber de que lado juegas...
prepara con todos, las armas que NO son de este mundo.
lidiavanessa70@hotmail.com